En términos de conducta podemos definir el autocuidado como todas las acciones dirigidas hacia uno mismo. Sin embargo, no todas las acciones cumplen el cometido de autocuidado. Por lo tanto, se requiere analizar a través de la función y no la forma concreta en que se emplea dicho cometido.
Por ejemplo:
Si hago ejercicio porque estoy cansado y necesito relajarme, hago la actividad que me agrade, respeto mis señales de cansancio y me gusta me gusta la sensación que queda en mi cuerpo, es un ejemplo estupendo de autocuidado.
Por otro lado, si lo hago porque siento que hay partes de mi cuerpo que no me gustan, o para gustarle más a mi pareja y me llevo hasta la extenuación, el ejercicio deja de ser autocuidado para convertirse en una obligación que raya en el maltrato.
Es decir, una misma acción puede ser autocuidado o todo lo contrario. Para ello hay que evaluar las consecuencias de mis conductas, si estas acciones generan un estímulo agradable y los resultados son positivos, la función es adecuada. Por el contrario, si las acciones generan estímulos desagradables o que limitan con el autocastigo, seguramente los resultados serán negativos.
A continuación podrás encontrar otro ejemplo.
Si paso tres horas en la cocina elaborando un plato para probar la receta que he visto en la televisión, o para ampliar mis horizontes gastronómicos, es autocuidado. Si lo hago porque me da miedo defraudar a la visita o para que mi pareja no se queje de que siempre comemos lo mismo, es complacencia.
¿Y cómo empezar a cuidarse?
El factor importante es aprender a identificar los estados propios, saber detectar las necesidades y hacer algo al respecto. Por lo tanto, es una muestra de respeto y empatía hacia uno mismo. Para ello podemos seguir esta secuencia de pasos:
- Discriminar: Son las señales que nos indican cuando hacer algo. Por ejemplo: Las luces del semáforo que nos indican cuando cruzar.
- Respuesta: Son todas las acciones que realizamos en determinada situación. Siguiendo el ejemplo, seria, caminar hacia el otro lado.
- Consecuencias: Es lo que ocurre después de la acción. Por ejemplo, llegar a mi destino luego de cruzar la calle. Sin embargo, las consecuencias hay que evaluarla en su función de utilidad.
En términos de autocuidado podemos ilustrar el siguiente ejemplo:
- Discriminar: Sentirme solo o aislado.
- Respuesta apropiada: Quedar con amigos y colegas para salir a comer.
- Consecuencia positiva: Pasar un rato satisfactorio en compañía de personas agradables, en otras palabras, disfruto de los resultados de mis acciones.
De tal modo, podemos decir que el autocuidado es una necesidad que emerge del contacto con la vulnerabilidad. Asimismo, todas las acciones van dirigidas hacia uno mismo, pero si mis acciones están orientas por mandatos externos deja de ser autocuidado y pasa a ser complacencia o auto exigencia.
Finalmente, el autocuidado no son acciones concretas. Es una forma hacer las cosas. El cariño hacia uno mismo empieza en el cuidado.