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La forma en la que hablamos puede influir mucho más de lo que pensamos en nuestro estado emocional.

«Estado de grata satisfacción espiritual y física. Dicha, ventura, contento, satisfacción, bienestar, suerte, prosperidad, fortuna, alegría, bonanza», son la defición y sinónimos que la Real Academia Española indica sobre la palabra ‘felicidad’. Este concepto es el estado que muchas personas tienen como meta en la vida, pero no siempre es fácil conseguirlo.

Enfermedades, malas situaciones económicas, pérdidas personales y otros problemas o preocupaciones de la vida diaria suelen hacer que no experimentemos la felicidad plenamente, algo que, a menudo, puede considerarse utópico. Sin embargo, la felicidad puede empezar a formar más parte del día a día, aunque no sea de forma constante, pero sí más habitual.

Esto, entre otras muchas cosas, podría conseguirse con ciertas ayudas mentales que nosotros mismos podemos llevar a cabo si somos conscientes de algunos comportamientos y pensamientos que llevamos a cabo. En concreto, la forma de hablar, no solo a los demás, sino a nosotros mismos, puede influir de manera muy notable en cómo de felices somos.

Así lo afirma Neil Pasricha, autor de libros sobre la felicidad y director del Instituto Global de la Felicidad (The Institute of Global Happiness), quien indica que para ser positivos y estar felices lo primero a lo que debemos prestar atención es al lenguaje que usamos con otros y con nosotros mismos. De este modo, él y la psicóloga Leslie Richardson, han indicado las frases que más repiten diariamente las personas que son más felices. Te contamos cuales son.

‘Cuéntame más’

Con esta frase, en una conversación con otra persona, estamos mostrando interés real en escuchar lo que nos cuenta. De ello podemos aprender y desarrollar nuestra empatía, lo cual mejorará nuestro vínculo con los demás, algo clave en la felicidad de las personas.

‘Puedo’

Esta palabra o expresión refleja el concebir nuestras responsabilidaeds y acciones como una elección y no como una obligaciñon, sustituyendo el ‘tengo que’ por el ‘puedo’, algo que nos libra de las imposiciones y nos hace más libres, algo que nos acerca a la felicidad, según los expertos citados.

Rosa, espina, capullo

Aunque esto no sea una palabra o frase a pronunciar, supone una forma de tomarnos lo que nos ocurre. Según Pasricha, la rosa simboliza momentos destacados o pequeñas cosas buenas del día, la espina supone algo que dolió o no salió bien y el capullo representa una ilusión. Así, puede ayudarnos a ser más felices saber identificar qué es rosa, qué espina y que capullo.

‘Todavía’

Simplemente pensando en elo, sin ni siquiera pronunciarlo, decir ‘todavía’ es llamar a la esperanza, pues en nustro cerebro se abren las posibilidades de que algo se puede hacer antes o después, representando una oportunidad de crear algo bueno para nosotros o arreglar algo que está mal.

‘Me concentraré en…’

Dentro de una rutina llena de estrés y cientos de responsabilidades, saber priorizar nuestros asuntos ayuda a alcanzar la felicidad. Así, deberíamos aprender a concentrarnos solo en una actividad concreta cuando se tenga que hacer, y no estar pensando en todo lo demás mientras la llevamos a cabo.

‘¿Importará dentro de un año?’

Esta cuestión ayuda a traer la calma cuando nos encontraoms en un momento tenso o que nos crea ansiedad, ya que, al ser conscientes de la magnitud real del asunto podemos sentirnos mucho mejor, incluso ayudándonos a encontrar soluciones.

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